En Europa ya se habla abiertamente de suavizar la política medioambiental, es decir, aplicar grandes recortes en las inversiones que priorizaban la transición energética, en favor del aumento en gasto militar. Por el mismo motivo, los presupuestos estatales destinados a la promoción de la cultura están sufriendo enormes tijeretazos en Francia, Alemania, Italia o Inglaterra. Los planes y objetivos que se habían trazado para un horizonte de economía verde se van directamente al cubo de la basura ante la amenaza real de una escalada bélica en el continente.

Ahora sí nos gustaría que se nos dijera en este País maltratado, por esos que nos quieren encajonar en el recinto de aquellos que lo dan todo por bueno y de quejarse por algo que ni se piensa, en qué por lo menos tuviera la decencia este Gobierno de Feria de decirnos todo lo que vaticinaba en las Elecciones de Galicia, en que ha quedado y en donde se han metido todo lo que se despotricaba del PP y de Feijóo, incluso que el Presidente del PP tenía que buscarse trabajo a partir del Día después de las Elecciones por el varapalo que le darían después de ver como ganaban los nacionalistas y la izquierda gallega. A todo esto solo nos queda decirles a todos estos sabios de pacotilla, lo ignorantes que son, de la mala uva que arrastran, aparte del odio cerval que se le tiene al PP y a sus líderes.

Si esta caterva de gobernantes que nos han impuesto con apaños, trolas y chanchullos para el comportamiento ciudadano y tolerante que les hemos dado, si esto durara cuarenta años más, una de las grandes cosas que se cambiarían serían las frases españolas que definen a una persona como está pasando ahora por los letrados de nuestra lengua política.
 

Es algo que parece que ha aparecido, de momento, el Estado de no estar conforme con nada, con querer tenerlo todo, con el ansia de poder que le caracteriza y que conlleva en el mismo momento que alguien toca la política, al haber diluido con extrema rapidez la salida de una idea para así entrar en otra abismalmente distinta. Por eso vemos y a veces entendemos el porqué se salen de los Partidos, es un goteo a diario lo que estamos viendo en los izquierdosos de este País que vemos como a carrera abierta se mueven hacia el Centro y a la Derecha, será que han florecido ideas políticas nuevas y declinan que lo que tienen es más que manifiesto, es cómo se vieran a estas agrupaciones políticas más solidificadas, o es que no les parece que hay tanto "buitre" que quiere vivir de la política como vemos como están floreciendo ideas políticas nuevas montándose Partidos al amparo de los grandes ya establecidos.

En estos días, tras unas elecciones en las que hemos visto como la derecha crece y el fascismo entra en las instituciones,  surge día a día en la conversaciones con personas  afines  la pregunta ¿qué es lo que voy a votar?. Estamos  a casi un mes para volver a las urnas para configurar la orientación política que queremos en el gobierno central y es bastante preocupante el panorama que se nos presenta. “Cuidado que viene el Lobo” es el mensaje que nos llega y sin embargo existe una negación, o es una realidad de la que no hemos tomado  consciencia, ¿ o es que estamos hartas de los errores de la izquierda?.

Desde la provocación de VOX en Vallecas, a las recientes balas a Iglesias y la provocativa y chulesca negativa de Monasterio, el debate ha tomado aún más fuerza. La extrema derecha es una realidad y una amenaza directa no sólo por sus políticas patronales y neoliberales en la economía y por la reivindicación directa del gran nacionalismo español, católico y franquista, sino también por sus ataques racistas, homófobos y machistas. Se trata del crecimiento de Vox en las últimas elecciones catalanas y las proyecciones de las encuestas estatales. Pero también en cómo sus planteamientos influyen sobre los demás partidos, en el giro del PP de Ayuso en Madrid, o, aún peor, la prohibición –como pedía VOX- de los actos del 8 de marzo en Madrid por parte del Gobierno “más progresista”, y sin que Podemos se desmarcara ni un pelo. No minimizamos en absoluto, la amenaza que Vox y la extrema derecha suponen para los y las trabajadoras.

Son tiempos muy extraños en política y que han derivado en lo social. Ya no hace el votante o simpatizante de un Partido una piña con su líder, hoy todo esto está lleno de agujetas y es el mismo Presidente del Partido, el primero que no goza de la comunicación con sus afiliados y simpatizantes, sin contar con el mismo núcleo del Partido que declara su enojo a la mínima que se mueva el Presidente para decirle en el error que comete con demasiada frecuencia, y lo lejos que está de la Baronía socialista.