Disputa eterna en Tenerife
No se sabe si es un mal fario, una estrategia perfectamente orquestada que paraliza todo, para no hacer adrede nada o simplemente, indolencia, por no saber, menos querer o no poder, por incapacidad personal, falta de talento, estudios suficientes o incapacitación profesional. Lo real es que, en nuestra isla, no sale nada adelante, por las eternas desavenencias entre todos. Parece que es una característica genética de nuestro carácter, pero no es cierto, la verdad es que tristemente conforma una realidad salida del egoísmo, partidismo de muchos responsables públicos, que no ven más allá de su ideología y las ganancias que puedan obtener, durante cuatro años que van a ocupar un cargo.