Visocan, la empresa pública canaria que desprecia a los pobres
Volvemos al activismo puro y duro, a apagar fuegos, a echar una mano a familias canarias a las que nuestras administraciones dejan en la cuneta. Me llama el compañero Lolo Dorta para hacer algo por el caso de Hugo, el joven tinerfeño que se quedó tetrapléjico por un fatal accidente y lleva con su madre desde mediados del año pasado en Gran Canaria, porque aquí en Tenerife no hay ni tan siquiera una unidad donde Hugo pueda recibir los mínimos cuidados sanitarios (otro asunto éste que daría para otro artículo). La cuestión es que la madre de Hugo, Jenny, tuvo que abandonar su trabajo y su vida entera para estar con su hijo, y ahora, sin casa en ningún sitio y solo con el Ingreso Mínimo Vital tiene que pensar en buscar un techo en Tenerife, en Santa Cruz a ser posible, dado que ellos son de El Sobradillo. Y es aquí cuando esta madre trabajadora que nunca necesitó de ayudas sociales se topa de bruces con la realidad de las inoperantes administraciones canarias, cuando, por ejemplo, acude al ayuntamiento o pregunta en Visocan.