Conformarse, como el sujetarse voluntariamente a hacer o sufrir algo, por lo cual se siente alguna repugnancia, es vivir vencido, derrotado, agotado. La resignación, es el someterse o entregarse a la voluntad de otros, cediendo la personalidad y lo que es más peligroso, la propia libertad. Parece ser el sino de nuestro tiempo, donde la mayoría silenciosa aguanta todo, sin protestar, ni levantar la voz y menos, hacer oír su opinión, aunque sea literalmente escachada, engañada o utilizada. Es una dejación peligrosa, altamente irresponsable, porque deja en manos de una minoría muy ideologizada, el liderazgo mediático y operativo, que provoca mucho ruido, aunque son poquitos, intentando imponer criterios, ideas, pensamientos, comportamientos y todo lo que signifique control social y si se puede, también político.