Muchos pertenecemos a la generación donde cada domingo íbamos a misa y en mi caso personal que viví la niñez en Sardina del Sur por el sur de Gran Canaria, las misas de los domingos eran a las ocho de la mañana y después otra a las diez. Siempre iba a las ocho de la mañana para aprovechar el día y porque desde que tengo uso de razón me despierto antes de salir el Sol, porque odio levantarme después de salir el Sol y cuántos más años tengo, más convencido estoy de no haberme equivocado en tomar esta decisión y de no haber perdido tanto tiempo durmiendo, porque cuando dormimos obviamente descansamos, pero gran parte del tiempo que dormimos sobra y es justamente cuando no estamos viviendo porque estamos muertos.