Abordamos hoy quizá la cuestión más espinosa e incómoda de todas las que rodean al negocio de la vivienda, por tratarse de actividades éticamente siempre dudosas y en ocasiones totalmente ilegales. Se trata de las mafias, y digo "mafias" porque todas practican algún tipo de actividad contraria a la ley, y van en plural porque por desgracia no es una sola, son unas cuantas. La primera de ellas, tal vez la más conocida, son esas supuestas empresas que se ofrecen a sacar a la persona que ocupa una vivienda por unos módicos miles de euros, la mayoría de estas empresas por no decir todas se presentan con tipos de porte muy musculado que a menudo usan de la coacción y la intimidación al más puro estilo mafioso para " invitar" a la persona ocupante a marcharse, asegurando poder hacerlo en un plazo de 72 horas. ¿Por qué proliferan en España este tipo de empresas con prácticas que rozan lo delictivo y ninguna administración política hace nada por ponerles freno? A poco que entendamos lo muy conservadora que es España sabremos que estas empresas vienen a justificar a esa parte mayoritaria de la población amante de la propiedad privada y de que las cosas no cambien nunca, que entienden que toda ocupación de vivienda es ampliamente condenable y responde siempre a gentes de mal vivir.