Nos está pasando como al "cornudo", que es el último en enterarse. Oriol Junqueras, el (ojitos soñadores) catalán, dice a los medios y para aquellos principiantes del independentismo, que todo lo que se está publicando y diciendo sobre la Ley de amnistía es cierto, porque ya está pactado entre Sánchez y Puigdemont. Pactos que, según dice Oriol, todavía se negocian entre la Moncloa y la "osera cubil" de Puigdemont en Waterloo.

No son soflamas de aburridos, porque podemos acabar todos haciendo cola en Cáritas. La máxima de la anacoreta es "Clamar en el Desierto". Esto viene a coalición por el motivo de que se ha llegado a estar hasta el hartazgo de que las Asociaciones de Hostelería, Asociaciones de Turismo, Asociaciones Empresariales y un buen plantel más de profesionales del turismo, están solicitando desde hace tiempo a las autoridades que se obligue a hacerse pruebas sobre el Covid 19, que se den pasaportes sanitarios, para dar entrada y anular el que alguien tenga el recelo de venir a Canarias.

Es de ser descerebrado aquel que no ve el eminente peligro que encierra aquellos que años atrás eran simplemente unos seres que estaban apalancados en sus casas, en la mecedora(si la tenían), tratados como muebles de derribo rayando cada día mas en la inutilidad que dan los años para según que cosas.

Pero el cuento cambio, los mismos que han estado vociferando que el problema de las pensiones raya porque se vive mas, Hay que ser  ladrones y estafadores para hablara así, eso es lo que la administración ha hecho con los "jubiletas", se jubilaban y en unos años palmaban y así quedaba siempre un gran reducto económico de puro susto, pero la esperanza de vida ha subido mal que les pese a estos crápulas.

Como siempre estamos en ese punto que muchas cosas que se hacen o se montan en España están dentro de la mas espantosa chapuza. Habría que dar unos premios Nacionales a la improvisación chapuza, en donde los españoles nos jactamos de que no es importante hacer un estudio básico de lo que hay que arreglar o montar, se recurre al ese toque interior del "enterado" y pasamos de lleno a la chapuza.