Cuando se van cumpliendo años y aparecen las canas, se empieza a mirar para detrás con nostalgia, recordando hechos vividos, acontecimientos padecidos, anécdotas divertidas o personas que han dejado huella en nuestra vivencia personal. Tuve la suerte de estar en Madrid al comienzo de la Transición política en nuestro país, gozándola en primera línea, participando activamente en unas circunstancias excepcionales, históricamente irrepetibles y apasionadas por la esperanza que traían. Estudiando en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense, disfruté la fortuna, de contar con un profesorado excepcional, eminentemente humano, perfectamente preparado, de distintas ideologías, pero con un objetivo común, que era fortalecer la democracia que estaba naciendo y con un entusiasmo enorme, por enseñarnos a vivir y aportar conocimientos que sirvieran para su fortalecimiento.