Este oscuro y tétrico exalcalde de Valladolid, y hoy por méritos propios en el arte de la pelota y de saber poner la alfombra, lo han subido de rango y han nombrado Ministro de Transporte a Óscar Puente. Si, este socialista de cuño defectuoso tuviera algo más de sentido común y supiera el cargo que tiene, dejaría de decir patochadas y tonterías estériles, cubiertas de baba por todo lo que dice este ignorante, que aprovecha la más mínima ocasión para posicionarse al lado del amo y de paso salir como Ivanhoe contra García Page por opinar esté cosas que descalifican al PSOE y que no compiten en la Presidencia de la Comunidad de Castilla-León.

Los primeros días del mes de marzo del año 2004, me encontraba en la madrileña localidad de Alcalá de Henares, haciendo unos reportajes sobre esa bella y monumental Ciudad "Patrimonio de la Humanidad", de su Universidad, del Cardenal Cisneros, de Cervantes, de Catalina la alcalaína que fue Reina de Inglaterra, de sus múltiples conventos, iglesias y ermitas con sus torres con cigüeñas, de sus murallas, de sus plazas y calles con soportales, donde convivían las tres religiones y culturas, cristianos, judíos y árabes...

No es ni siquiera una metáfora y menos una frase hecha, es simplemente que a la hora en la que estamos después de sufrir esa afrenta que el terrorismo Yihadista que marco el atentado de "Charlie Hebdo y el Bataclan", ha entrado de lleno en Barcelona, con una suerte que nos ha venido de cara, porque si la diosa fortuna no hubiera  estado de nuestra parte el atentado de  Barcelona hubiera sido de los mas sangrientos de Europa en toda su historia.

Suena a exageración catastrofista, pero es posible que no sea tan inapropiado el término para denominar  la nebulosa de conflictos en los que estamos sumidos a escala global. Según algunos politólogos, hemos entrado en la “Tercera Guerra Mundial”, con acontecimientos tales como desplazamientos masivos de gentes huyendo de confrontaciones violentas de carácter regional y local, terrorismo interior, bombardeos de ciudades, frentes de guerra urbanos, participación mas o menos encubierta de potencias de diferente signo y todo ello en escenarios cambiantes , sin declaraciones formales de guerra, como había sido habitual en anteriores conflictos de alcance global.