Curar la cicatriz lagunera
Nuestra Ciudad Patrimonio de la Humanidad está sangrando, tiene una cicatriz larga, rompedora en su unidad territorial. Es el paso de la TF-5 que la divide. No se ha querido, sabido o podido sanar por motivos varios, entre ellos, siempre lo decimos y se repite constantemente en Tenerife, la isla discutidora por excelencia, porque prevalecen más los egos, vanidades y soberbias de algunos políticos, imponedores a toda costa de sus tactismos, junto a estrategias de partidos o empoderamiento de algún que otro funcionario, por encima, del interés general.