El empleo es creado mayoritariamente por la iniciativa privada, más del 85% sale de las empresas y sólo un 15% significa la aportación del sector público. Es un dato significativo en cuanto a la importancia cuantitativa del tejido empresarial, como mantenedor, dinamizador, motor del sistema económico. Desde las microempresas, pasando por las pymes, las medianas y grandes, sin olvidar al trabajador autónomo, se crea un enjambre de relaciones internas y externas que posibilita una actividad frenética, pero ordenada, de interacciones, que sirven para crear mayor riqueza social, bienestar y mejor calidad de vida. Por eso, es justo agradecer el trabajo constante, muchas veces ingrato y poco reconocido, de los empresarios y empresarias que todos los días tienen un objetivo ineludible, a saber, mantener su empresa a flote. La importancia cualitativa del mundo empresarial empieza por su misma esencia, teniendo su fin en lo más importante, las personas.