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viernes, 19 de abril de 2024 07:47h.

¿Posible Guerra Fría en el Magreb y en el Sahel?

En el ámbito económico, al igual que Marruecos, Argelia se encuentra volcada en el impulso de las energías renovables. El objetivo es reducir el consumo de gas natural y conservar estos ingresos de exportación recurriendo a la energía renovable e impulsando colaboraciones de gobierno a gobierno y del sector privado en toda la región MENA. La cuestión del gas se convierte en punto de disputa entre países europeos. Italia también ha iniciado conversaciones con Argelia para aumentar las importaciones de gas argelino en un 20% con el fin de contrarrestar el posible cierre del gaseoducto ruso.

En las últimas semanas Argelia, Niger y Nigeria firmaron un acuerdo para terminar la construcción del gaseoducto transahariano que conecta los puntos de bombeo de gas existentes en el delta del Niger (Nigeria) con los campos de Hassi-Masud (Argelia), aumentando la capacidad de suministro en unos 46.000 millones de metros cúbicos por año.

Muchos medios de comunicación en España han estado criticando y calificando a Argelia como un suministrador inestable, cuando los datos y la historia demuestran lo contrario, algo similar pasaba con los marroquíes hasta que Argelia no renovó el contrato.

 

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Norte de África 

Las energías, y muy especialmente el gas, se están convirtiendo en armas de influencia política y está pasando tanto con los exportadores como los importadores, y siempre recordando la posibilidad de caer en un desabastecimiento duro, que es lo que se está usando como arma de cambio.

En Argelia no se está notando el impacto de la crisis económica porque exporta petróleo y gas y tiene relaciones privilegiadas con Rusia, de ahí que las importaciones de cereales subvencionados por el gobierno argelino no corren riesgo.

En el ámbito internacional y tras su independencia en 1964, Argelia ocupaba una posición central en la política africana, pero tras la caída de Gadafi, Marruecos no ha dejado de ganar influencia en el continente. En 2017 regresó a la Unión Africana (UA) –que había abandonado en 1984 tras el reconocimiento por la UA de Sahara Occidental en 1982–, y en 2020 15 países africanos abrieron consulado en El Aaiún. En esta rivalidad, Marruecos cuenta con apoyo francés y estadounidense, mientras que Argel queda como único protector del Polisario.

"Si siguen así las cosas nos podríamos encontrar no solo ante una "Proxy War" en el Magreb, sino ante también una posible Guerra Fría que se extendiera también al Sahel."

Después del reconocimiento internacional de la marroquinidad del Sahara por parte de distintos países como EE.UU., Argelia necesita tener más que nunca como aliados a Rusia y China en la que es una cuestión vital para su seguridad nacional.

Este marco explica por qué Argelia facilita la presencia rusa en Malí, a pesar de negar oficialmente su implicación en la llegada de Wagner al país. Además, Argel ha habilitado su espacio aéreo a aeronaves rusas para realizar operaciones en Malí, mientras denegó este derecho a Francia. Múltiples fuentes no oficiales apuntan incluso a una financiación argelina de las actividades sahelianas de Wagner.

El triángulo Bamako-Argel-Moscú existe desde las independencias, cuando el Malí de Modibo Keita y la Argelia de Ben Bella fueron aliados muy cercanos de la URSS. Aunque oficiales malienses se formaron en Argelia y Rusia, la complicidad ruso-argelina excede lo militar. En 2006, durante su visita a Argel, Putin anunció una cancelación de la deuda argelina de casi 5.000 millones de dólares. Las importaciones de productos rusos en Argelia pasaron de 119,6 millones de dólares en 2000 a 4.801,8 millones en 2018. En términos militares, Argelia es el tercer cliente más importante de Moscú (14 % de sus exportaciones), después de India (25 %) y China (16 %).

Argelia sigue comprando la mayor parte de su arsenal militar a Rusia, pero la mayor parte de las empresas internacionales que operan en el campo de los hidrocarburos en Argelia son empresas occidentales. Entre ellas se encuentran Exxon movil, PB, ENI, Repsol y, por supuesto, Gasprom. El problema que tiene Argelia con occidente es que durante la guerra de los noventa del siglo pasado todos los países occidentales le cerraron la puerta y no la apoyaron para luchar contra el terrorismo. Sin embargo, después del fatídico suceso de las torres gemelas, el primer país al que la administración Bush pidió ayuda para luchar contra el terrorismo fue Argelia. Desde aquel entonces hasta nuestros días cambió la dinámica de sus relaciones, hasta el extremo de que ya USA vende aviones militares, especialmente de carga, a Argelia (los últimos fueron cuatro aviones de carga c-130j super hércules).

En relación con el Sahel no hay novedad, al menos en la frontera con Argelia, si bien han existido algunos movimientos en Kidal y Tsilit relacionados con el MNL de Azawad, pero que no afectan a Argelia.

Por su parte, Argelia ha aumentado las exportaciones de productos en forma de ayuda a la población del norte de Mali y de Niger.

Sin embargo, la turbulenta vecindad entre Marruecos y Argelia repercute en España no solo porque un vecindario inestable es foco potencial de mayores problemas sino también porque la nula cooperación antiterrorista y migratoria entre los dos países redunda contra la eficacia de los servicios de seguridad a la hora de combatir ambos fenómenos.

Debemos recordar en caso de conflicto quién está detrás de estos dos países. En el caso de Marruecos estaría Estados Unidos e Israel, y en el caso de Argelia está Rusia, cuya fragata Almirante Grigorovich, el patrullero Dmitry Rogachev y el remolcador de rescate SB-742, llegaron hasta este país para participar en maniobras navales conjuntas en 2021 con barcos de la Armada de la República Democrática Popular Argelina, según el Ministerio de Defensa ruso.

Rusia y China venden armas a Argelia, pero también Irán apoya al Frente Polisario proporcionándole armas a través de Hizbulá. En el caso de Rusia, juega doble juego porque también tiene intereses en Marruecos, ya que le vende armas, con lo cual su apoyo a Argelia es una incógnita.

Mientras tanto Marruecos pretende convertirse en una gran potencia no solo del Magreb y de África sino también en la cuenca mediterránea.

España no puede permanecer indiferente a los distintos escenarios ante los que nos podemos encontrar en un futuro próximo, ya que el Magreb es una zona de interés prioritario para nuestra seguridad nacional. Cada nuevo movimiento que se produce en uno de estos países del Magreb debería haber sido previsto con anterioridad por España y su posible respuesta. 

Si no actuamos de una forma preventiva los resultados pueden ser perjudiciales para España y ser aprovechados por otros actores internacionales. 

(*) Experta en Terrorismo Internacional y en la lucha contra Daesh.