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martes, 18 de marzo de 2025 00:36h.

El amigo europeo

El amigo americano, agobiado por el exitoso modelo chino, quiere hacer negocios con su amigo ruso para evitar que rusos y chinos, amigos íntimos, expulsen al americano del trono imperial. Este juego va de deshacer amistades que parecían sólidas, porque en la carrera hay que competir fuerte, sin concesiones, y dejar atrás al amigo europeo, su lentitud no merece mantener la amistad. Igual que solo hay dos sexos, masculino y femenino, según el libro de buena conducta, aquí tienes que ser duro y fuerte, ser amigo de los ganadores y competir en hipocresía.

Cualquier otra opción te lleva a ser un perdedor sin remisión, a viajar en el vagón de los equivocados que alguna vez creyeron en democracias socio liberales, pobres incautos. Las películas que hablan de relaciones de amistad muestran situaciones de conflicto a nivel doméstico, peleas por dinero, celos, envidias, infidelidades y vuelta a empezar en la creación de esferas de poder basadas en presuntas amistades.

Con la geopolítica ocurre lo mismo y lo que se habla, discute, critica y cotillea en una cena de amigos con o sin sus parejas, no es diferente a las conversaciones entre gobernantes de naciones que también tienen miedo de perder influencia, de no ser invitados a la mesa de los importantes, de que los que acumulan éxito económico no les tengan en cuenta y, en resumen, de no sentirse queridos, aunque ese cariño sea una cuestión de intereses. El amigo chino es amigo de sus amigos y sonríe al enemigo, mientras trabaja pacientemente en explotar sus puntos débiles.

Observa como el amigo americano se acerca al ruso y estudia como debilitarles mientras hace negocios con otros amigos. El amigo europeo, despreciado por su amigo americano, trata de recuperarse, pero le pasa como al vagabundo solo y aislado, que ya no es amigo ni de sí mismo.