¡¡Los piropos oídos en el Congreso 2024!!
Parecía que no se iba nunca. Ha tardado carretas y carretones en acabar este extraño año 2024, que políticamente ha sido un desastre, debido a lo "aceitoso" que ha resultado y al amplio desajuste observado en todos los núcleos de la política. En un año, no se ha llegado a ningún acuerdo y se han aprobado pocas leyes. Sin embargo, ha sido toda una escuela de improperios, sin la más mínima consideración de que hoy los plenos del Congreso, tanto de la Cámara Alta como de la Baja, tienen una buena difusión en la ciudadanía. A nuestros jóvenes adolescentes les interesa; están enganchados todos los miércoles a ese "circo" que, en tantos días, nos avergüenza al ver a sus señorías empleando sus más exquisitos vocablos, que automáticamente provocan el regocijo popular. Estas palabras disonantes, ofensivas y rastreras siempre han sido asociadas a personas de dudosa reputación y de baja estofa.
Como en este país se hacen recuentos de todo, no podía faltar una lista de los improperios insultantes que sus señorías, de todas las clases sociales, lanzan desde esos escaños que, como se dice, son "la casa de la palabra". Se dan el gusto de sacarlas al éter para que quien las reciba se sienta aplastado por la virulencia del insulto.
Vocablos manchados de veneno y, en muchos casos, de odio, como "fango, bulos, bocachanclas, indignos hooligans, extremistas, sinvergüenzas, estiércol, golpistas, proscritos, gánsters, miserables, chulos de barra, pagafantas, piolines, traidores, felones, vendidos, corruptos, ladrones, macarras, inútiles, soberbios, payasos, indecentes, proetarras, rastreros, sectarios y vomitivos". Dejamos esto aquí, aunque hay muchos más que son igualmente disonantes al oído y con un nivel directo de insulto a las familias.
Lo que hemos visto en esta (breve) legislatura no se ha visto en ninguna de las 14 legislaturas que han tenido lugar desde la transición a la democracia hasta hoy. Todas han tenido sus altibajos; el respeto ha sido el arma más utilizada en el hemiciclo del Congreso por políticos que realmente estaban en su papel, defendiendo sus ideas y, sobre todo, aportando por lo que el pueblo les había votado para solucionar los problemas que emergen de la sociedad.
Pero lo que hemos visto, y seguimos viendo, nunca se había presenciado, ni siquiera en aquellos momentos difíciles en los que estábamos abrasados por el terrorismo de ETA. Democráticamente, con respeto y con clase, se ha transferido el poder de un partido a otro, fundamentando los dos pilares de la democracia en España, que nos han dado lo que hoy tenemos y disfrutamos.
Hay observadores de la democracia actual que se preguntan si esta generación y las que vendrán tendrán las mismas bases de democracia parlamentaria y el respeto que deben guiar nuestras instituciones, las cuales están hechas para ser acatadas.
Llegamos al 2025 y solo pedimos a los "hados" que sean benévolos con nuestra democracia. Todos deseamos que continúe, pero sin apartarse del significado que le corresponde, ya que estamos en pleno ejercicio de ciudadanía, disfrutando de un Estado de Derecho y de una Constitución que, como se ha repetido en numerosas ocasiones, "¡ESTAMOS TODOS!". ¡¡Feliz Año!!